Administrar Estratégicamente

Uno de los principales motivos para el cierre precoz de empresas, especialmente las pequeñas y micros, es la falta de información. Es desproporcionada la relación entre la voluntad de emprender y la preparación que se busca para ello.

Recurrentemente, sueños se transforman en pesadillas con amplia divulgación, e incluso nuevas inscripciones para esas desventuras se crean por todo el país.

Hoy, con la crisis instalada, lo que se ve es la elevación del nivel de frustraciones para empresas medianas y grandes. Y en todos los casos hay falta de información.

Tanto si el proyecto es complejo o simplemente una idea de negocio: ¡hay que prestar la atención! También lo hace si la empresa no existe o si ya está instalada: hay que mirar desde lo alto, y no con la cabeza baja.

Gran parte de los emprendedores o los administradores gastan su talento y energía apagando los incendios, resolviendo problemas cotidianos que las herramientas podrían hacer con menos esfuerzo. Un ejemplo típico es la gestión del flujo de caja, que consume la atención de gestores y encamina a las empresas a la fosa común de los endeudados, rehenes de bancos y favores de su cadena de valor.

No se dice con eso que gestionar el flujo financiero sea fácil, pero sí que eso es básico y funciona como una herramienta para la operación principal de la empresa. Nada funcionará si el flujo de caja no está resuelto o, mínimamente ecualizado. Equivale a compararlo con la preparación de una torta: el flujo financiero sería el horno. Si no está en el rango de temperatura correcta ningún ingrediente salvará el resultado, y la idea del proyecto o el sabor del plato se pierden.

Sin embargo, cuando las funciones básicas están en la línea del expediente de la organización, el gestor dispone de energía y atención para el contexto, y ahí pasa a administrar estratégicamente.

No importa el nivel de decisión, si es operativo, de negocios o corporativo, el pensamiento estratégico está en el futuro, en los próximos movimientos del mercado, de la competencia y de la propia empresa.

Parece más difícil de lo que realmente es. Basta la observación de las empresas que se destacan: están más ricas, con socios más felices, con menos problemas. En ellas hay estrategia por todos los rincones.

¿Entonces quién hoy lucha con las finanzas ya está condenado? ¡Absolutamente no! Pero debe ejercitar la mirada estratégica, y ver donde el esfuerzo va a llevar a la empresa. Quien tiene problemas financieros no tiene elección: va a tener que trabajar y gastar energía en eso, pero puede contar con herramientas, aplicaciones y actitudes que lleven esas cuestiones a procedimientos rutinarios. Pero debe mirar a sus clientes, a su mercado, al mundo y ahí sí usar su talento, su intuición.

No hay otra forma de hacer esto que no sea buscando información. Leer, salir, hablar y escuchar… antes de hablar.

Hablar con el autor sobre el tema

y haz tus preguntas.